05 junio, 2009

palabras más, palabras menos



Triquiñuelas para conseguir un número de teléfono a una desconocida, las adivinanzas con las respuestas más obvias, las verdades a medias que utilizamos para no salir escaldados de una situación, las excusas que nos libran de alguna obligación.

Todos ellos juegos de palabras que nos sirven para engañar a la mente ajena. Amoldamos el lenguaje según nuestras necesidades. Podemos llegar a convertirlo en un arma de doble filo, haciendo miserable al más afortunado y pudiendo dejar a los demás satisfechos haciéndoles creer en algo "utópico" cuando la realidad es bien distinta.

Deformamos las palabras como las figuras de un caleidoscopio, las llegamos a maltratar. Intentamos ser titiriteros dejando una apariencia de perfección a nuestro alrededor. Que detengan a gente como yo que usamos las palabras tan mal, bueno, y a Arguiñano por torturarnos con sus chistes.

1 comentario:

Cristian dijo...

De veras que me ha gustado tu escrito poético.Espero que te hayas dado cuenta de la sensibilidad que tienes para describir tan sutilmente cosas o situaciones cotidianas.Es más ,creo que tienes capacidad para profundizar en mínimos detalles.
Un saludo