30 septiembre, 2009



Cuando el tren pasa, los cimientos se resienten y la vibración llega hasta mi cuartito del quinto piso. Veo el agua del vaso balancearse de un lado a otro y cierro los ojos para verme a mí misma en un velero, sintiendo la sal en la piel y el ruido del agua que corta la proa.

El traqueteo cesa. Volver la mirada al cuarto se hace dificil,si no noto tu respiración en la nuca cuando doy vueltas a la almohada. Me hallo en unas sábanas desconocidas, a kilómetros de tu piel. Y ahora sólo cuento los días para abrirme paso entre el gentío de la estación y encontrarte otra vez.

09 septiembre, 2009


e Imaginarme dibujos que puedan formar los lunares de tu espalda, mientras seco las lágrimas con la manga de la camisa a sabiendas de que en algún momento te desvanecerás como la arena que cae en el reloj y nos indica que ya no hay vuelta atrás.


Y me pregunto por qué entras en casa sin llamar, como una tormenta de verano. Parece más un huracán. Ya ha descolocado todo. Será más difícil volverlo a ordenar.

06 septiembre, 2009

Las cosas claras y el chocolate oscuro


Las frases sin artificios. Los comentarios ingeniosos acallados por la brisa del mar. Frente a frente, quedan dos cuerpos rotos, sin ornamentar, para que llegar al fondo de los pensamientos no sea tan complicado cuando cae la tarde.

De nuevo aparece esa mirada que quedaba oculta tras neblinas de indecisión; deja entrever sonrisas de felicidad. Se desconoce por cuánto tiempo, esa es la magia que le atrapaba y le llevará, seguramente, al error una vez más.

03 septiembre, 2009

Pájaros (en mi cabeza)


Hoy las golondrinas sobrevolaron el jardín.
Desde abajo se veían tan ligeras, tan escurridizas.
Su vuelo presto y cómo planeaban sus alas me sumía en un estado de hipnosis.

Se las veía apresuradas, como si el Invierno se les echase encima, a 14 de agosto, sobre el jardín.