Descubrió con qué rapidez puede romperse la rutina, analizando las dos últimas semanas de su vida. Una luz brillante, un soplo de aire fresco y renovador llegó con él. Fue su tímido encanto lo que la embaucó y cuando clavaba sus ojos de color miel en ella le hacía sentir única en el mundo, era una mirada que no había sentido en mucho tiempo, tras meses de salidas nocturnas conociendo a gente frívola y superflua.
Aun así, el temor y la desconfianza acechaban dentro de ella. "Alguien que se asemeje tan puro y perfecto, guarda una segunda cara" pensaba, pero por mucho que observaba cada acto suyo, no encontraba el defecto que podría alejarla de amar, como tantas veces le había ocurrido. Esto le hacía sentirse tan insegura y frágil como omnibulada a cada palabra que oía de sus labios, era como si él se metiese en sus pensamientos. Las coincidencias y las casualidades les rodeaban a ambos. Pero, ¿y si resultaba todo una mentira...?
¡Qué carajo! Un comienzo así no debía desaprovecharse
