06 abril, 2009

Redescubrir


El parpadeo color ámbar del semáforo acelera mi paso...
Pero, ¿para qué corro,
si no hay nadie esperando al otro lado?.
Podré entretenerme entonces con lo que me brinde la primavera: nunca el azahar había olido como éste, ni el ir y venir de los coches había formado antes sintonía alguna.

Podré percibir cosas que pasaban desapercibidas por la prisa de volver a verte. Tengo todo el tiempo del mundo para cruzar la acera sola y despacio, hasta que una voz grite mi nombre al otro lado; sólo entonces volveré a correr y correré hasta la esquina de los besos y los abrazos

3 comentarios:

Psicodélica dijo...

Correr, correr, correr...
:)
bonito.

Psicodélica dijo...

¿te gustan? jaja
son el símbolo de mi nueva vida... no sé, el cambio total de actitud.
muacc

Anónimo dijo...

Me alegro mucho de que adoptes esa actitud tan positiva. No hay que ver la soledad como el no tener a alguien, el no poder hacer esto o lo otro sin esa persona..., sino como la oportunidad de prestar mayor atención a lo que uno es ("conócete a tí mismo", decían los antiguos griegos) y a lo que te rodea, para -como decías- descubrir (o redescubrir) toda la belleza que se esconde en las pequeños cosas que hacen grande la vida.

Un saludo.