20 mayo, 2009






Dolor no, no llames más a mi nombre. Que tengo los labios sellados, cosidos, los cerré con una cadena y tiré la llave por el desagüe. Reto a que te atrevas a buscarla por las alcantarillas y vuelvas con ella con los calcetines encharcados.

Recojo mis lágrimas y me las pongo de broche. Adorno con tristeza un profundo escote, rociando mis huesudas clavículas con perfumes amargos; son el repelente ideal para promesas que no se cumplen y palabras huecas de sentimientos.

Ya estoy preparada para mimetizarme con el bochorno de la noche y resultar un cadáver andante más, muerta en vida, con los vestigios de los cardenales que me causaron tantísimas recaídas.


Pero sígueme hablando, sabes que me encanta tu voz, no tengas miedo, no me harías daño ni aunque le dieses la vuelta a mi piel y dejases mis órganos al descubierto haciéndome intocable, pues cualquier pedacito de mí sería altamente vulnerable.

1 comentario:

Psicodélica dijo...

no sé como lo haces, pero LO HACES.


que bonito.