19 enero, 2009


El cuerpo refrena la aceleración de mi corazón. Qué frustrante. Paralizada como una estatua, fría como el hielo, aparentemente inmune a tu encanto. Esta descoordinación me desconcierta y me desvela por la noche. Inmóvil me muestro ante tí, como si no alterases mi monotonía.
Y me pregunto y me vuelvo a preguntar el por qué de este miedo a unos labios desconocidos. Maldigo al que un día dejó una marca sobre los míos; los vetó, los gafó con la semilla de la inseguridad.
Y de nuevo estoy frente a tí, inmóvil, como si ese temblor de piernas fuese de lo más normal. Sorprendentemente y fuera de toda expectativa me vuelvo frágil y maleable si simplemente me rozas... ¿La razón? Llegaste, te aproximaste tanto a mí y aquel velo translúcido que me ahogaba en un absurdo temor ahora ya no existe, sólo lo he transformado en una inocente curiosidad. Curiosidad por comprobar si llegaré a encuadrar en tus fotos.

2 comentarios:

brevedaddelosdias dijo...

siempre fuiste mi objetivo , y el de la camara tb.
Te luciste en el comment, bill, siempre lo haces,nunca dejarás de sorprenderme :)

brevedaddelosdias dijo...

ME ENCANTAAAAAA !! POCO ENCUADRADA PERO MOLA :D :D :D ! grasiees :)