11 enero, 2009

cosmopolita

La ciudad es mi abrigo,no hay nada más que me arrope cuando cae la noche. Sólo las calles susurran a mi paso y es la brisa de enero que penetra en mi cuerpo y expulso por mis labios con un intenso vaho que me hiela la sangre, pero enternece mi alma y me llena de melancolía por todo lo vivido en esos rincones, y las plazas y las calles y la gente y las baldosas cuentan mi historia, nuestra historia.

1 comentario:

blo dijo...

q alegria y alborozo al ver q mi humilde ayuda sirve d algo :)

el texto, mmmmmm, sublime, transmite muchas sensaciones (si, ahora voy d critico literario )