Calada hasta los huesos esperé bajo la lluvia
algún mensaje, una señal.
El agua no me contestó
El agua no me contestó
sólo hablaba el ruido
de su incesante caida libre contra el pavimento
Los charcos comienzan a rechazar ya
mi reflejo
estoy reducida a una fina sombra, un espectro.
Pero cuando amaine, pondré a secar mi corazón en el tendedero
Pero cuando amaine, pondré a secar mi corazón en el tendedero
Ahora pinto negras bailongas